Un proyecto de la Universidad de California intenta “humanizar la deportación”

ColefVarios de los deportados participaron en Tijuana de la presentación del proyecto con el que la Universidad de California en Davis y el Colegio de la Frontera Norte, de México, tratan de "humanizar la deportación", a través de los relatos de los propios deportados . Foto Inmigración.com / Cortesía

TIJUANA, BCN.- Cuando murió “El Apá”, un hombre que tras ser deportado cayó en el alcoholismo, sus restos estaban abandonados e iba a ser sepultado en una fosa común en Tijuana, México, excepto porque en el último momento otro hombre deportado, sin identificar, consiguió que le dieran una sepultura digna.

“El Apá” –así le apodaban porque cuando pedía ayuda a los transeúntes les decía “regáleme un peso, apá”— vivía entre muchos otros deportados sobre un canal, pero acudía cada amanecer, al desayunador del Padre Chava de la orden Salesiana. Era posiblemente su único alimento durante el día.

El amigo de “El Apá” y la administradora del desayunador localizaron el registro de un número telefónico estadounidense al que “El Apá” había llamado a una hermana dos años atrás.

La llamada enteró a sus familiares que cruzaron la frontera para darle sepultura, pero el amigo ahora se pregunta si alguien entre indigentes y deportados tratará de ayudarle cuando él muera el alguna calle de Tijuana.

La historia de estos dos deportados forma parte de un proyecto con el que la Universidad de California en Davis (UCD) y el Colegio de la Frontera Norte (Colef) de México tratan de “humanizar la deportación”.

Docenas de deportados que ahora viven en las calles de Tijuana accedieron a participar en el proyecto, que consiste en una amplia serie de testimonios de deportados que ya no pudieron regresar a Estados Unidos, ni volver a sus lugares de origen.

En la serie “Crueles deportaciones”, Gerardo dice que dejó en Estados Unidos a su esposa y dos hijas pequeñas. Sufrió maltrato cuando lo iban a deportar y al intentar regresar lo detuvieron y un juez le dijo que si lo volvían a detener iría preso 30 meses.

“Este mensaje que comaparto con todo el mundo es para que sepan que las deportaciones que están haciendo son muy desagradables porque están rompiendo relaciones, están rompiendo familias, están haciendo pedazos muchos sentimientos y proyectos de la persona que es deportada, explicó Gerardo.

El proyecto tiene 40 testimonios audiovisuales. Puede verse en el portal “Humanizando Deportaciones UC Davis”.