EDITORIAL: Mes de la Herencia del Inmigrante, para reflexionar

Inmigracion.com

El mes de junio se ha dedicado en Estados Unidos a celebrar la diversidad. Fue una iniciativa de la organización FWD US, integrada por diversas personalidades del mundo de la tecnología y de los negocios, que desde el 2014 decidieron destacar las contribuciones económicas y culturales de los inmigrantes que a través de los años han hecho grande a Estados Unidos.

Es también el momento de celebrar los retos que enfrentaron nuestros antepasados que llegaron a estas tierras en busca de una mejor vida y a contribuir a lo que hoy es esta gran nación. Sin embargo, la realidad que enfrentamos en la actualidad como inmigrantes es crítica y nos lleva a pensar si estamos celebrando o subestimando nuestro origen.

Las políticas del gobierno de Donald Trump se han centrado en el tema migratorio como ninguna otra administración, pero esta vez para socavar la unidad familiar y adoptar una ofensiva de persecución sin precedentes con la máscara de combatir la inmigración indocumentada.

Estamos viviendo en la generación del miedo. El resultado que se observa es casi de paranoia en múltiples comunidades en todo el país. Las madres de familia ya no quieren ir al supermercado o a la escuela a llevar a sus hijos, los padres de familia llegan a sus trabajos con temor y zozobra, y lo mismo ocurre con muchos jóvenes.

En esta ola anti-inmigrante también están incluidos los inmigrantes con documentación en regla. Cualquiera se siente con derecho a agredir a otro nada más por su apariencia física.

Es lo que hemos visto con la retórica que encabeza la Casa Blanca en contra de toda persona que luzca diferente a los blancos generando toda suerte de ataques, insultos, agresiones verbales y físicas, ofensas de todo tipo y hasta muertes que enrarecen la atmósfera de libertad y democracia que ha caracterizado a los Estados Unidos de América por mucho años.

Este ambiente de agravios es sumamente peligroso y sus verdaderas consecuencias aún están por verse.

Los mensajes de odio disfrazados de políticas de gobierno han re-alimentado a la supremacía blanca que ahora luce con orgullo su propia bandera y realiza marchas con mensajes anti-inmigrantes con el beneplácito de la presidencia.

Quienes creíamos en algún momento que la supremacía blanca había despejado el camino y que grupos racistas como el Ku Kux Klan se habían minimizado, estábamos equivocados. Ahora están más vivos que nunca y lucen envalentonados esparciendo su odio racial por calles, parques y vecindarios.

Hasta a las Iglesias ha llegado su mensaje con resultados catastróficos.

Ya es considerado un peligro hablar español en restaurantes, tiendas, supermercados y aeropuertos. Los ataques han llegado hasta las playas, lugares turísticos, ciudades que se han distinguido por su diversidad de razas y que es justamente lo que hace grande a este país. En sus demostraciones de odio también muestran una ignorancia suprema, al insultar por igual a turistas y residentes solo por su color de piel o porque hablan en otro idioma.

Pero hay algo que jamás podrán ocultar quienes así actúan y es la enorme contribución de los inmigrantes a la formación de los Estados Unidos la cual continuará pese al racismo.

La mejor defensa que tenemos para celebrar nuestra cultura como inmigrantes es continuar con nuestros aportes en los negocios, en los trabajos, en el campo científico, en los deportes, en la política.

Es importante mantener la cabeza en alto e integrarnos a este país. Para lograrlo debemos participar en las decisiones que nos afectan con nuestro voto, la esencia de la democracia. Y para poder votar debemos adquirir la ciudadanía estadounidense. Si no lo ha hecho, no lo piense más e invite a sus familiares y amigos a dar este paso. Los inmigrantes que vienen detrás suyo se lo agradecerán.

Así podremos celebrar con mucho más ánimo y fuerza el Mes de la Herencia del Inmigrante en los años venideros.