EDITORIAL – Celebración de independencia agridulce

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La celebración del día de independencia de Estados Unidos se realizó en todo el país, como es costumbre, en familia y también compartiendo con amistades los fuegos pirotécnicos, pero con un ingrediente adicional que encendió las redes sociales este año: el drama que viven miles de familias inmigrantes con niños separados de sus padres y con citaciones en cortes de inmigración.

Fotografías, audios y algunos videos que reflejan el drama humano de la separación de familias detenidas en la frontera sur luego de cruzar sin documentos a Estados Unidos para pedir asilo, han tocado la sensibilidad de la comunidad nacional e internacional.

El pasado 7 de mayo el fiscal general Jeff Sessions advirtió a quienes llegaban a la frontera con la intención de ingresar al territorio de EEUU, que no les esperaba una gran acogida y que se aplicaría todo el peso de la ley para evitar que esta llegada masiva de inmigrantes se convirtiera en una oleada difícil de contener. Era el comienzo de la llamada política de “tolerancia cero”.

“Si traficas a un niño, te procesaremos y ese niño puede ser separado de ti, como lo ordena la ley”, afirmó Sessions tajantemente.

Pese a ello, cientos de familias, principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala, llegaron a pedir asilo con la esperanza de iniciar una nueva vida en el país del norte. Huyen, con sus pequeños niños, incluso bebés, de la inseguridad, de la violencia, de la corrupción y de la inoperancia de sus gobiernos para protegerlos.

Las autoridades cambiaron el protocolo de las solicitudes de asilo que ofrecen un permiso de trabajo temporal mientras se cumple la cita ante un juez de inmigración quien evaluará el miedo creíble para decidir el asilo y en su lugar detuvieron a los padres de familia, muchas de ellas madres solas, separándolas de sus hijos quienes fueron enviados a instalaciones no aptas para su estancia por varios días.

Esta situación se alteró al conocerse que el gobierno había perdido control sobre el paradero de muchos de estos niños y sus padres no sabían adónde los habían llevado.

Mientras el gobierno justificaba el endurecimiento de la ley, organizaciones cívicas y organismos internacionales expresaban públicamente su rechazo calificando la situación como una crisis humanitaria.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), reveló que desde octubre de 2017 ha tratado unos 700 casos de niños cuyos padres estaban en custodia de autoridades de inmigración.

A esta cifra se le suma otra que dió a conocer un oficial de la patrulla fronteriza tras explicar que entre el 6 y el 19 de mayo de este año, fueron separados de sus pdres 658 menores.

La separación de familias no es algo nuevo de esta administración. Su práctica empezó durante el gobierno de George W. Bush en el 2001 y siguió luego en el gobierno de Barack Obama. Entre tanto, ya se tenían los llamados centros de detención familiar.

El presidente Trump culpa de esta crisis a los demócratas y al congreso con mensajes contradictorios mientras parece no inmutarse ante los hechos y lejos de apaciguarlos, los enciende más.

Y ante esta situación, para muchos nunca antes vista en Estados Unidos, la tierra de la defensa de los derechos humanos y de la democracia, las familias salieron a celebrar una fecha más de la independencia pero sin poder alejar de su mente las imágenes de estos chiquillos llorando en jaulas pidiendo ver a sus padres.