Wal-Mart, Target y Pepsi se unen a petición de solución para los “soñadores”

Target_West_Reynolds_Road_Lexington,_KY_3_(9568771360)Grandes emporios como Wal-Mart Stores, Target y PepsiCo se unieron hoy a otras casi 800 empresas para apoyar una ley que proteja de la deportación a los llamados "soñadores", los jóvenes inmigrantes traídos por sus padres al país cuando eran niños, informó la organización empresarial FWD.us. Foto Cortesía

WASHINGTON.- Grandes emporios como Wal-Mart Stores, Target y PepsiCo se unieron hoy a otras casi 800 empresas para apoyar una ley que proteja de la deportación a los llamados “soñadores”, los jóvenes inmigrantes traídos por sus padres al país cuando eran niños, informó la organización empresarial FWD.us.

Los tres grandes minoristas se sumaron así a centenares de compañías que piden al Congreso que apruebe un reemplazo permanente para la Acción Diferida para los Llegados en la Niñez (DACA), como se conoce al programa impulsado por el expresidente Barack Obama en 2012 que aliviaba a la deportación a más de 800.000 jóvenes.

El presidente, Donald Trump, anunció hace dos semanas que acabaría con ese programa amparado en una orden ejecutiva de su predecesor, al considerar que debe ser el Legislativo quien actúe al respecto.

El grupo de empresas, encabezado por la organización FWD.us, una organización proinmigrante co-fundada por el presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, envió hoy una carta al Capitolio instando a los congresistas a llegar a un acuerdo.

La primera versión de la carta, enviada en agosto, ya incluía el apoyo de las principales empresas de tecnología como Apple, Microsoft, Amazon y Alphabet de Google.

La nueva carta pide al Congreso que “apruebe inmediatamente la ley bipartidista DREAM Act -o una legislación similar- que otorga a los soñadores la solución legislativa permanente que merecen”.

Hace unas semanas, la FWD.us emitió un informe en el que calculaba que sacar a los 800.000 soñadores que actualmente aportan a la fuerza laboral estadounidense supondría un costo de 460.000 millones de dólares en el producto interior bruto (PIB) de EEUU en la próxima década.