AUSTIN, TX.- El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) alegó hoy que la migrante fallecida el pasado miércoles en la frontera entre Estados Unidos y México, en el sector de Laredo (Texas), agredió previamente al agente de la Patrulla Fronteriza que abrió fuego contra ella.

El patrullero, que no fue identificado, respondió a un aviso de actividad ilegal el pasado miércoles 23 de mayo, cerca de Centeno Lane Culvert en Río Bravo (Texas), donde encontró a cuatro personas indocumentadas tratando de cruzar la frontera, informaron las autoridades migratorias en un comunicado.

El agente, con 15 años de experiencia en la Patrulla Fronteriza, ordenó que se detuvieran y se echaran al suelo para proceder a su arresto, momento en el cual, según su versión, los migrantes presuntamente se abalanzaron sobre él, viéndose obligado a realizar varios disparos disuasorios para protegerse.

Uno de los proyectiles alcanzó a una mujer, de 19 años y origen guatemalteco, mientras que el resto del grupo huyó del lugar del incidente, según siempre el relato oficial.

Horas más tarde fueron detenidos y puestos bajo custodia de las autoridades migratorias hasta esclarecer los detalles del suceso.

Los servicios de emergencia acudieron para prestar los primeros auxilios sobre el terreno a la mujer, sin embargo, la víctima no pudo superar las heridas de bala y falleció.

ICE no quiso revelar más detalles sobre el suceso y se limitó a comentar que el caso está bajo investigación de la policía federal (FBI) y los Texas Rangers, junto a la Oficina de Responsabilidad Profesional de Aduanas y Protección Fronteriza, por lo que todavía no se ha determinado si habrá sanciones oficiales.

Por su parte, el consulado de Guatemala en la ciudad de Del Río (Texas) espera que en las próximas horas los jóvenes detenidos, que se encuentran “ilesos y en buen estado de salud”, puedan ser entrevistados por el personal consular para obtener más información.

En los últimos meses, el juicio por un caso similar ha cuestionado la actividad de la Patrulla Fronteriza tras la muerte del joven mexicano José Antonio Elena Rodríguez, en 2012, cuando el agente acusado disparó hasta 16 veces a través del muro que separa México de Arizona.

El mes pasado, Lonnie Swartz fue declarado no culpable de los cargos de asesinato en segundo grado por un jurado estadounidense, que sin embargo no llegó a un veredicto sobre los cargos más leves de homicidio y homicidio involuntario, lo que permitió a la fiscalía solicitar un nuevo juicio.

“A pesar del primer veredicto, aún tengo esperanzas de que tengamos justicia”, dijo a Efe Araceli Rodríguez, madre de la víctima, que espera tener “un mejor jurado”.

En ocasiones, las víctimas en la zona fronteriza también son agentes patrulleros, como Rogelio Martínez, cuyo caso sigue siendo investigado por el FBI, al no haber podido esclarecer las causas de su muerte, que en un principio había sido atribuida a atacantes.

El pasado 18 de noviembre de 2017, Martínez y su compañero respondían a una actividad sospechosa cerca de Va Horn (Texas), a menos de 40 kilómetros de la frontera con Chihuahua (México).

Ambos agentes resultaron gravemente heridos y uno de ellos murió al día siguiente a causa de las lesiones sufridas en la cabeza, tal y como reveló la autopsia del médico forense del condado de El Paso (Texas), pero el FBI aún nio ha logrado determinar qué les ocurrió.

Mientras tanto, el presidente Donald Trump insiste en la necesidad de construir un muro de concreto para evitar que ocurran estos incidentes y restringir la entrada de indocumentados al país.

La firmeza de Trump le llevó este jueves a comunicar que vetará cualquier legislación de inmigración que surja del Congreso si no incluye fondos para dicha barrera y mayores medidas de seguridad.

“A menos que incluya el muro, y me refiero a un muro (de hormigón) real, y a menos que incluya una seguridad fronteriza muy fuerte, no obtendrán mi aprobación”, aseveró el presidente.