El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no se ha mostrado nada tímido a la hora de deshacer algunos de los importantes hitos alcanzados por su predecesor, como bien puso de manifiesto esta semana al retirar al país del acuerdo climático de París. Ahora, según fuentes de su administración, el republicano también estaría dispuesto a deshacer los avances diplomáticos y comerciales alcanzados con Cuba bajo la supervisión de Barack Obama.
En un principio no existe un calendario preciso, pero según medios de comunicación, como la cadena ABC, adelantaron que la decisión podría formalizarse este mismo mes, con algunos de los cambios previstos por la administración Trump pudiendo tener una aplicación inmediata. Esta situación afectaría a las numerosas compañías estadounidenses que ya han establecido relaciones comerciales tras la reapertura del proceso diplomático iniciado por Obama en 2014.
Desde 2015 hasta 2017, las empresas americanas, especialmente aerolíneas y operadoras de cruceros, han acordado un total de 26 acuerdos con La Habana. Además de la industria turística, compañías de telecomunicaciones y Google han abierto operaciones en la isla mientras el número de estadounidenses que visitan Cuba ha aumentado un 74% entre 2015 y 2016.
Los primeros cálculos estiman que las aerolíneas y operadores de cruceros, que iniciaron o reabrieron sus rutas a la isla, podrían llegar a perder hasta 712 millones de dólares, según la patronal Engage Cuba, con sede en Washington. “Retirar los viajes a La Habana costará a las aerolíneas 512 millones de dólares anuales si tenemos en cuenta el precio promedio del billete”, se pudo leer en el estudio realizado por este grupo. Entre las aerolíneas estadounidenses que vuelan a Cuba se incluyen JetBlue, American, Delta y Alaska.
Paralelamente, los operadores de cruceros,como Carnaval o Norwegian, podrían perder alrededor de 200 millones dólares en ingresos al año, al mismo tiempo que miles de empleos en ambos sectores también estaría en peligro. Además, la eliminación de los cruceros a Cuba también podría costar a la economía del sur de la Florida otros 212,8 millones adicionales, si tenemos en cuenta el dinero que los pasajeros gastan en las comunidades portuarias.
Los cambios propuestos por la administración Trump tienen como intención aumentar las regulaciones y la supervisión para dificultar a las empresas estadounidenses rubricar acuerdos con Cuba así como para que los estadounidenses continúen viajando al país. Dos destacados legisladores cubano-americanos en el Capitolio, como el senador Marco Rubio y el congresista Mario Díaz-Balart, ambos republicanos, se mostraron en contra de los avances logrados por la administración Obama y han presionado a la Casa Blanca para que siga adelante con las promesas de Trump de revocarlos.
“Estoy seguro de que el presidente mantendrá su compromiso con la política cubana mediante cambios que son objetivos y estratégicos y que promueven las aspiraciones del pueblo cubano de conseguir una libertad económica y política”, dijo el propio Rubio en un comunicado.