Sandra Chica, acompañada de sus dos hijas, Luciana, de 4 años, y Antonia de 2, y de inmigrantes que gritaban “justicia” para su marido, contó cómo su vida y la de sus niñas ha cambiado desde el día en que su esposo no llegó a casa, el pasado 1 de junio, pero también destacó que su caso es el de cientos de familias que son separadas por leyes de inmigración