El 24 de marzo de 1982, John Fife junto con un grupo de activistas y miembros de la Iglesia Presbiteriana del Sur desafió al Gobierno federal al anunciar que sus instalaciones serían un “santuario” para los inmigrantes centroamericanos que cruzaban la frontera escapando de los denominados “escuadrones de la muerte”.

El compositor de “Cal Performances”, de este prestigioso centro universitario, explicó que el “arte es un gran vehículo” para comunicar y que esperan que esta pieza sirva para que los estadounidenses brinden, al menos, “apoyo moral” a estos jóvenes que llegaron al país de manera ilegal cuando eran niños